Las decisiones en tiempos de guerra son asuntos de gran relevancia. Cada maniobra tiene el potencial de cambiar el curso de la historia.
George Dvorsky, un bloguero canadiense, futurólogo y transhumanista, ha sugerido diez alternativas impactantes al desenlace de la Segunda Guerra Mundial.
La invasión por Hitler de la Unión Soviética en 1941 resultó ser su perdición, pero los acontecimientos se podrían haber desarrollado de manera diferente.
Tras la caída de Francia un año antes, Hitler estaba considerando invadir Gran Bretaña.
De hecho, incluso ordenó a sus jefes militares elaborar un plan de invasión, la Operación León Marino.
Los preparativos comenzaron tan en serio que tanto los británicos como los estadounidenses estaban convencidos de que la invasión era inminente.
Es más, estando en vigencia el Pacto Molotov-Ribbentrop (un tratado de no agresión entre Alemania y la URSS), Hitler no tenía que preocuparse sobre una posible incursión soviética.
Pero el líder nazi rechazó los planes de invasión de Gran Bretaña. En primer lugar, era obvio que haría falta más tiempo y preparativos.
La Armada británica controlaba el Canal de la Mancha, además la Batalla de Inglaterra reveló que la Luftwaffe no podía dominar los cielos de la forma que se consideraba necesaria para apoyar aquel ataque.
Pero si Hitler hubiera aplazado su invasión de la URSS hasta 1942 o 1943, después del necesario periodo de preparación acompañado por redadas aéreas y por un bloqueo marítimo, podría haberse llevado a cabo un desembarco en las costas británicas en 1941 o 1942.
Considerando el tiempo que tardaron los aliados en abrir el segundo frente (a mediados de 1944) esta opción no parece ridícula.
Tras la derrota del Reino Unido, Alemania podría haber comenzado sus preparativos para la invasión de la URSS. De haber sido exitosa la Operación León Marino, el Gobierno y la monarquía británica se habrían trasladado a Canadá.
Desde allí los aliados habrían planeado una invasión de África seguida probablemente por incursiones en Italia y los Balcanes.
Pero eso no habría sido fácil, en particular si la subsiguiente invasión de la URSS por Alemania hubiera tenido éxito.
La decisión fatal de Japón de enfrentarse a EE.UU. se debía a su necesidad de apoderarse del petróleo y las reservas de goma de las Indias Orientales Neerlandesas y el sureste de Asia.
Si no hubiera atacado a Hawái, su política expansionista probablemente habría llevado a que EE.UU. interviniera finalmente de todos modos, por ejemplo, después de la invasión de las Filipinas.
Pero, ¿y si a EE.UU. nunca se le hubieran dado motivos para meterse formalmente en la guerra? En tal caso, Gran Bretaña y sus aliados coloniales se habrían quedado sin ayuda militar.
El apoyo estadounidense al Reino Unido y la URSS habría consistido exclusivamente en ayuda material. No habría surgido ningún frente occidental.
La Unión Soviética probablemente habría derrotado a Alemania finalmente, pero habría tardado considerablemente más tiempo. Y en semejantes condiciones, Stalin probablemente habría reclamado toda Europa.
Los historiadores llevan mucho debatiendo sobre si la Operación Barbarroja podría haber tenido éxito.
Se cometieron varios errores durante la operación, incluido su retraso de 38 días y la catastrófica decisión de Hitler de desviar el impulso principal hacia el sur para ayudar al Grupo de Ejércitos Sur a conquistar Ucrania.
Cuando el Grupo de Ejércitos Centro llegó a las afueras de Moscú a principios de diciembre de 1941, el severo frío invernal frustró para siempre los planes de Hitler de tomar la capital del país.
Este es uno de los eventos más importantes de la Segunda Guerra Mundial, si no el más significativo. Las cosas habrían sido muy diferentes si la Unión Soviética hubiera caído.
Alimentada con los vastos recursos de Rusia (incluidas las regiones petroleras del sur y los graneros de Ucrania), la Alemania nazi se habría convertido en una superpotencia, finalmente derrotando al Reino Unido y reclamando todo Oriente Medio (probablemente uniendo fuerzas con Japón).
Con el tiempo habría desarrollado una capacidad nuclear, entrando en una guerra fría con EE.UU.
Imagínense un escenario en el que Hitler y Stalin habrían llegado a un acuerdo para cesar las hostilidades en el frente oriental. Con el Pacto Molotov-Ribbentrop restaurado, Alemania podría centrar sus esfuerzos en derrotar a Gran Bretaña.
Este escenario resulta poco realista por dos razones como mínimo. En primer lugar, Alemania necesitaba desesperadamente las reservas de petróleo de Rusia para mantener la guerra.
En segundo lugar, Stalin no le permitiría a Alemania seguir pisoteando libremente a Europa: el Tercer Reich era una grave amenaza existencial para la URSS. Aun así, la posibilidad de que tal pacto se hubiera firmado resulta bastante aterradora.
Dada la pasión de Hitler por las armas innovadoras, no cabe duda de que habría usado la bomba atómica si la hubiera conseguido.
No debe olvidarse que se trata del mismo régimen que diseñó (y usó) el precursor del misil balístico intercontinental. No hace falta mencionar que esto habría sido el final para los aliados.
Si Alemania hubiera sido la primera en conseguir armas nucleares esto habría supuesto su victoria casi automática en todos los frentes.
Si Winston Churchill hubiera dominado la toma de decisiones, no se habría abierto el frente occidental.
Inquietado por el recuerdo del estático frente occidental de la Primera Guerra Mundial, el primer ministro británico se oponía al desembarco en Francia, proponiendo a cambio atacar al Eje en sus zonas vulnerables: Italia y los Balcanes.
Pero al entrar EE.UU. en la guerra, Churchill y los militares británicos tuvieron que ceder ante los planificadores estadounidenses.
De ahí surge la decisión de llevar a cabo el desembarco en Normandía en junio de 1944.
Si Churchill se hubiera salido con la suya, lo más probable es que se hubiera producido una excepcionalmente fuerte invasión aliada por la zona de Italia y los Balcanes.
Como alternativa o de manera complementaria, se habría realizado una incursión a través de Noruega, (algo por lo que Hitler insistió en que se mantuvieran más de 400.000 efectivos allí a lo largo de la guerra).
La imagen de la guerra habría sido muy diferente, porque las fuerzas aliadas se habrían concentrado en el este y en el sur.
Es difícil adivinar lo que habría pasado luego. Es posible que el resultado final, la derrota de Alemania, no hubiera cambiado. Sin embargo este escenario podría haber modificado el destino de Francia.
El 20 de julio de 1944 el complot para asesinar a Adolf Hitler terminó de forma desastrosa.
No sólo fracasó en su objetivo principal, sino que también llevó a la captura de 7.000 personas, de las cuales 4.980 fueron ejecutadas.
Y todavía hubo una consecuencia peor: se tradujo en la radicalización del partido nazi.
La llamada Operación Valkiria fue un complot organizado por oficiales de la Wehrmacht que querían acabar con Hitler, firmar una paz por separado con los aliados y continuar la guerra contra la URSS.
Es muy poco probable, sin embargo, que los aliados occidentales hubieran aceptado este planteamiento, considerando el discurso de Roosevelt sobre la rendición y el hecho de que ya se habían puesto de acuerdo para evitar la firma de un acuerdo de paz por separado en todo caso.
Ha habido mucho debate sobre qué habría pasado si hubieran logrado asesinar a Hitler en esa etapa de la guerra. Es poco probable que su muerte hubiera conllevado el colapso del partido nazi.
De hecho, a pesar del lamentable curso de la guerra, el culto a la personalidad en torno a Hitler se mantuvo fuerte.
De haber sido exitoso el complot, es muy probable que Hermann Göring o el fanático Heinrich Himmler hubieran asumido el papel clave del liderazgo.
Cualquiera de ellos habría capturado y ejecutado a los conspiradores. Los nazis habrían continuado la guerra, pero habría habido una mayor probabilidad de una rendición más temprana.
Alemania potencialmente podría haber evitado el cataclismo que iba a acontecer en los siguientes meses.
Otro posible escenario es que la muerte de Hitler incentivara un movimiento de resistencia interna más fuerte, algo que podría desembocar en una guerra civil.
Pero debido al generalizado patriotismo y sentido del deber alemán, este escenario se considera menos probable.
Tras la batalla de Stalingrado, la Unión Soviética experimentó la transición de su estatus de gran potencia a algo parecido a una superpotencia.
Desde principios de 1943, el Ejército Rojo ya estaba expulsando a las fuerzas de la Wehrmacht hacia Alemania. A medida que avanzaba, absorbió territorios que más tarde formarían parte del Bloque del Este.
Según el historiador Anthony Beevor, durante algún tiempo Stalin consideró seriamente tomar a toda Europa bajo su control. Y parece que lo habría podido hacer.
Tras la caída de Berlín, el Ejército Rojo tenía 12 millones de soldados en 300 divisiones.
Por su parte, los aliados contaban con 4 millones en 85 divisiones.
Para el Día de la Victoria en Europa (9 de mayo de 1945), a EE.UU. le quedaban todavía varios meses hasta la construcción de la bomba nuclear, tiempo suficiente para que los soviéticos expulsaran a todos los aliados. Qué hubiera ocurrido a partir de ahí, es una incógnita.
Igual que Stalin, el primer ministro británico preveía hostilidades después de la guerra, por lo que ordenó la elaboración de la Operación Impensable, un plan para atacar a la URSS inmediatamente después de la caída de la Alemania nazi.
Pero las 'cabezas frías' prevalecieron. El Ejército Rojo se detuvo en Berlín, y EE.UU. no quiso luchar contra la URSS.
EE.UU. justificó el uso de armas nucleares contra Japón con la perspectiva de evitar la pérdida de millones de soldados en caso de invasión.
Si el presidente Truman se hubiera negado a lanzar las bombas, se habría efectuado la Operación Downfall, que habría sido la mayor operación de desembarco en la historia de la humanidad.
La operación habría necesitado un total de 30 divisiones.
Los japoneses se estaban preparando para la defensa total y a cualquier precio de la isla sureña de Kyushu. Si la operación hubiera tenido lugar, se habría producido un baño de sangre.
1. Alemania invade el Reino Unido en lugar de la URSS
La invasión por Hitler de la Unión Soviética en 1941 resultó ser su perdición, pero los acontecimientos se podrían haber desarrollado de manera diferente.
Tras la caída de Francia un año antes, Hitler estaba considerando invadir Gran Bretaña.
De hecho, incluso ordenó a sus jefes militares elaborar un plan de invasión, la Operación León Marino.
Los preparativos comenzaron tan en serio que tanto los británicos como los estadounidenses estaban convencidos de que la invasión era inminente.
Es más, estando en vigencia el Pacto Molotov-Ribbentrop (un tratado de no agresión entre Alemania y la URSS), Hitler no tenía que preocuparse sobre una posible incursión soviética.
Pero el líder nazi rechazó los planes de invasión de Gran Bretaña. En primer lugar, era obvio que haría falta más tiempo y preparativos.
La Armada británica controlaba el Canal de la Mancha, además la Batalla de Inglaterra reveló que la Luftwaffe no podía dominar los cielos de la forma que se consideraba necesaria para apoyar aquel ataque.
Pero si Hitler hubiera aplazado su invasión de la URSS hasta 1942 o 1943, después del necesario periodo de preparación acompañado por redadas aéreas y por un bloqueo marítimo, podría haberse llevado a cabo un desembarco en las costas británicas en 1941 o 1942.
Considerando el tiempo que tardaron los aliados en abrir el segundo frente (a mediados de 1944) esta opción no parece ridícula.
Tras la derrota del Reino Unido, Alemania podría haber comenzado sus preparativos para la invasión de la URSS. De haber sido exitosa la Operación León Marino, el Gobierno y la monarquía británica se habrían trasladado a Canadá.
Desde allí los aliados habrían planeado una invasión de África seguida probablemente por incursiones en Italia y los Balcanes.
Pero eso no habría sido fácil, en particular si la subsiguiente invasión de la URSS por Alemania hubiera tenido éxito.
2. Japón se abstiene de atacar Pearl Harbor
La decisión fatal de Japón de enfrentarse a EE.UU. se debía a su necesidad de apoderarse del petróleo y las reservas de goma de las Indias Orientales Neerlandesas y el sureste de Asia.
Si no hubiera atacado a Hawái, su política expansionista probablemente habría llevado a que EE.UU. interviniera finalmente de todos modos, por ejemplo, después de la invasión de las Filipinas.
Pero, ¿y si a EE.UU. nunca se le hubieran dado motivos para meterse formalmente en la guerra? En tal caso, Gran Bretaña y sus aliados coloniales se habrían quedado sin ayuda militar.
El apoyo estadounidense al Reino Unido y la URSS habría consistido exclusivamente en ayuda material. No habría surgido ningún frente occidental.
La Unión Soviética probablemente habría derrotado a Alemania finalmente, pero habría tardado considerablemente más tiempo. Y en semejantes condiciones, Stalin probablemente habría reclamado toda Europa.
3. Alemania toma Moscú en 1941
Los historiadores llevan mucho debatiendo sobre si la Operación Barbarroja podría haber tenido éxito.
Se cometieron varios errores durante la operación, incluido su retraso de 38 días y la catastrófica decisión de Hitler de desviar el impulso principal hacia el sur para ayudar al Grupo de Ejércitos Sur a conquistar Ucrania.
Cuando el Grupo de Ejércitos Centro llegó a las afueras de Moscú a principios de diciembre de 1941, el severo frío invernal frustró para siempre los planes de Hitler de tomar la capital del país.
Este es uno de los eventos más importantes de la Segunda Guerra Mundial, si no el más significativo. Las cosas habrían sido muy diferentes si la Unión Soviética hubiera caído.
Alimentada con los vastos recursos de Rusia (incluidas las regiones petroleras del sur y los graneros de Ucrania), la Alemania nazi se habría convertido en una superpotencia, finalmente derrotando al Reino Unido y reclamando todo Oriente Medio (probablemente uniendo fuerzas con Japón).
Con el tiempo habría desarrollado una capacidad nuclear, entrando en una guerra fría con EE.UU.
4. Rusia y Alemania pactan una paz por separado
Imagínense un escenario en el que Hitler y Stalin habrían llegado a un acuerdo para cesar las hostilidades en el frente oriental. Con el Pacto Molotov-Ribbentrop restaurado, Alemania podría centrar sus esfuerzos en derrotar a Gran Bretaña.
Este escenario resulta poco realista por dos razones como mínimo. En primer lugar, Alemania necesitaba desesperadamente las reservas de petróleo de Rusia para mantener la guerra.
En segundo lugar, Stalin no le permitiría a Alemania seguir pisoteando libremente a Europa: el Tercer Reich era una grave amenaza existencial para la URSS. Aun así, la posibilidad de que tal pacto se hubiera firmado resulta bastante aterradora.
5. Los nazis crean armas nucleares antes que los aliados
Dada la pasión de Hitler por las armas innovadoras, no cabe duda de que habría usado la bomba atómica si la hubiera conseguido.
No debe olvidarse que se trata del mismo régimen que diseñó (y usó) el precursor del misil balístico intercontinental. No hace falta mencionar que esto habría sido el final para los aliados.
Si Alemania hubiera sido la primera en conseguir armas nucleares esto habría supuesto su victoria casi automática en todos los frentes.
6. Sin frente occidental
Si Winston Churchill hubiera dominado la toma de decisiones, no se habría abierto el frente occidental.
Inquietado por el recuerdo del estático frente occidental de la Primera Guerra Mundial, el primer ministro británico se oponía al desembarco en Francia, proponiendo a cambio atacar al Eje en sus zonas vulnerables: Italia y los Balcanes.
Pero al entrar EE.UU. en la guerra, Churchill y los militares británicos tuvieron que ceder ante los planificadores estadounidenses.
De ahí surge la decisión de llevar a cabo el desembarco en Normandía en junio de 1944.
Si Churchill se hubiera salido con la suya, lo más probable es que se hubiera producido una excepcionalmente fuerte invasión aliada por la zona de Italia y los Balcanes.
Como alternativa o de manera complementaria, se habría realizado una incursión a través de Noruega, (algo por lo que Hitler insistió en que se mantuvieran más de 400.000 efectivos allí a lo largo de la guerra).
La imagen de la guerra habría sido muy diferente, porque las fuerzas aliadas se habrían concentrado en el este y en el sur.
Es difícil adivinar lo que habría pasado luego. Es posible que el resultado final, la derrota de Alemania, no hubiera cambiado. Sin embargo este escenario podría haber modificado el destino de Francia.
7. El éxito de la trama contra Hitler en julio de 1944
El 20 de julio de 1944 el complot para asesinar a Adolf Hitler terminó de forma desastrosa.
No sólo fracasó en su objetivo principal, sino que también llevó a la captura de 7.000 personas, de las cuales 4.980 fueron ejecutadas.
Y todavía hubo una consecuencia peor: se tradujo en la radicalización del partido nazi.
La llamada Operación Valkiria fue un complot organizado por oficiales de la Wehrmacht que querían acabar con Hitler, firmar una paz por separado con los aliados y continuar la guerra contra la URSS.
Es muy poco probable, sin embargo, que los aliados occidentales hubieran aceptado este planteamiento, considerando el discurso de Roosevelt sobre la rendición y el hecho de que ya se habían puesto de acuerdo para evitar la firma de un acuerdo de paz por separado en todo caso.
Ha habido mucho debate sobre qué habría pasado si hubieran logrado asesinar a Hitler en esa etapa de la guerra. Es poco probable que su muerte hubiera conllevado el colapso del partido nazi.
De hecho, a pesar del lamentable curso de la guerra, el culto a la personalidad en torno a Hitler se mantuvo fuerte.
De haber sido exitoso el complot, es muy probable que Hermann Göring o el fanático Heinrich Himmler hubieran asumido el papel clave del liderazgo.
Cualquiera de ellos habría capturado y ejecutado a los conspiradores. Los nazis habrían continuado la guerra, pero habría habido una mayor probabilidad de una rendición más temprana.
Alemania potencialmente podría haber evitado el cataclismo que iba a acontecer en los siguientes meses.
Otro posible escenario es que la muerte de Hitler incentivara un movimiento de resistencia interna más fuerte, algo que podría desembocar en una guerra civil.
Pero debido al generalizado patriotismo y sentido del deber alemán, este escenario se considera menos probable.
8. El Ejército Rojo avanza hacia el oeste tras tomar Berlín
Tras la batalla de Stalingrado, la Unión Soviética experimentó la transición de su estatus de gran potencia a algo parecido a una superpotencia.
Desde principios de 1943, el Ejército Rojo ya estaba expulsando a las fuerzas de la Wehrmacht hacia Alemania. A medida que avanzaba, absorbió territorios que más tarde formarían parte del Bloque del Este.
Según el historiador Anthony Beevor, durante algún tiempo Stalin consideró seriamente tomar a toda Europa bajo su control. Y parece que lo habría podido hacer.
Tras la caída de Berlín, el Ejército Rojo tenía 12 millones de soldados en 300 divisiones.
Por su parte, los aliados contaban con 4 millones en 85 divisiones.
Para el Día de la Victoria en Europa (9 de mayo de 1945), a EE.UU. le quedaban todavía varios meses hasta la construcción de la bomba nuclear, tiempo suficiente para que los soviéticos expulsaran a todos los aliados. Qué hubiera ocurrido a partir de ahí, es una incógnita.
9. Churchill desata una tercera guerra mundial
Igual que Stalin, el primer ministro británico preveía hostilidades después de la guerra, por lo que ordenó la elaboración de la Operación Impensable, un plan para atacar a la URSS inmediatamente después de la caída de la Alemania nazi.
Pero las 'cabezas frías' prevalecieron. El Ejército Rojo se detuvo en Berlín, y EE.UU. no quiso luchar contra la URSS.
10. Los aliados invaden Japón en lugar de lanzar las bombas nucleares
EE.UU. justificó el uso de armas nucleares contra Japón con la perspectiva de evitar la pérdida de millones de soldados en caso de invasión.
Si el presidente Truman se hubiera negado a lanzar las bombas, se habría efectuado la Operación Downfall, que habría sido la mayor operación de desembarco en la historia de la humanidad.
La operación habría necesitado un total de 30 divisiones.
Los japoneses se estaban preparando para la defensa total y a cualquier precio de la isla sureña de Kyushu. Si la operación hubiera tenido lugar, se habría producido un baño de sangre.
FUENTE: http://actualidad.rt.com/
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