
El descubrimiento de una ciudad subterránea en la región de Anatolia central en Turquía,

Esta es una historia realmente inspiradora.
Se trata de una revolución que todo el mundo debería conocer y de la que muy poca gente ha oído hablar.



Leslie Emerson, una mujer de 58 años que acostumbraba a usar las nuevas tecnologías, falleció de un cáncer de intestino. Su familia la enterró junto a su móvil, y se acostumbraron a enviar mensajes a su abuela fallecida. Para su sorpresa, un día recibieron contestación, aunque no era la difunta. La compañía O2 había dado el número de la fallecida a un usuario que se creía que era una broma de sus amigos, según el Mirror.
Leslie Emerson falleció con 58 años por un cáncer de intestino, y su familia decidió enterrarla junto a las cosas que ella más apreciaba, incluido su teléfono móvil. "Le mandaba mensajes a mi abuela contándole cómo me iba, algo que siempre hacía. Cuando recibí una contestación un día, me sentí fatal. Se me empezaban a pasar ideas por la cabeza como '¿Seguirá viva?'", asegura Sheri, la nieta de la fallecida.
Ahora la compañía telefónica ha decidido retirar el número de circulación y ha asegurado que no volverá a usarse, aunque varios mensajes desde ese número llegaron, diciendole a Sheri que "no te preocupes". "Para mi esto llega tarde. Ese sentimiento especial que tenía de seguir en contacto con ella, ha desaparecido para siempre", comenta la nieta.
Hasta aquí lo que yo contaba en 1995 en “Los peligros del esoterismo”, dando testimonio, a través del caso de mi “madrina”, de la autodestructiva obsesión a que pueden conducir las practicas paranormales… Desgraciadamente el túnel en el que se vio inmersa Casandra no terminó en la adicción. Mi “madrina” continuó entregada a lo que creía mensajes del más allá, aún después de haber perdido a su familia, y de haber rechazado varios tratamientos psiquiátricos. En octubre de ese mismo año, pocos meses después de la publicación de mi libro, su cadáver fue encontrado en el patio de luces del edificio donde vivía, y donde antes nos reuníamos todos los jueves. Se había precipitado por la ventana del sexto piso. Sólo con su muerte dejó de recibir mensajes de aquel “duende”… Por desgracia el de mi madrina tampoco es un caso aislado.
Que un sacerdote católico escriba advirtiendo sobre los riesgos de las experiencias paranormales no es algo muy usual, pero que quien lo hace sea Capellán Castrense, y donde lo haga sea en la revista oficial de la Guardia Civil, es aún más extraordinario. Por eso acudí a entrevistarme con Ernesto J. López, autor de varios artículos en la revista Guardia Civil, a su domicilio situado muy cerca del cuartel general de la benemérita en la calle Guzman el Bueno, de Madrid. En el artículo “Psicofonías o voces sin rostro”, el capellán del instituto armado termina su texto con el siguiente párrafo: “Abstenerse de hacer experimentos. Los fenómenos paranormales son extremadamente peligrosos. Sobretodo para personas inestables psíquicamente… ¿Qué influencia puede tener la psicofonía sobre el experimentador? El experimentador puede caer en auténticos desequilibrios psicológicos, verdaderas neurosis obsesivas, con todas sus consecuencias”. Y cuando nos entrevistamos con el padre Ernesto López, este ahondaba en esta advertencia, enumerando diferentes casos de trastornos del sueño, alteraciones de la personalidad, tendencias suicidas y hasta homicidios que, en su opinión, se originaron en la práctica irresponsable de las psicofonías o la TCI.
En este sentido el barcelonés Silesio Darnell, microbiólogo y veterano experto en psicofonías, recordaba para EL ARCHIVO DEL CRIMEN casos de alumnos suyos que, tras creer obtener los primeros resultados positivos, “se sienten tan obsesionados por conseguir nuevas grabaciones, que comienzan a desatender todos los demás aspectos de sus vidas, para dedicarse día y noche a la experimentación. No sería la primera separación o divorcio causado por esa obsesión. Pero es que algunos incluso comienzan a delegar todas las decisiones de su vida a lo que les digan las voces…”.No es el lugar para enjuiciar cual es el origen de las psicofonías o las psicoímagenes, ya que sea este ondas espúreas de radio, restos magnéticos en las cintas o fallos electrónicos, interferencias, etc, lo importante es el efecto psicológico que pueden producir en la mente del experimentador lo que este considera “voces del mas allá”, o incluso mensajes extraterrestres.
Probablemente a quienes carecen de información sobre la casuística suicida, o quienes, no se han visto involucrados en alguno de estos sucesos, como el de mi “madrina”, les cueste trabajo asimilar que unas experiencias tan aparentemente inofensivas como las pseudoespiritistas, puedan desembocar en un suicidio. Sin embargo, mucho antes de episodios tan tristemente célebres como los suicidios del Templo del Pueblo en Guyana, la Orden del Templo Solar en Suiza, o Heavens Gate en EEUU, en España ya habíamos documentado casos de suicídios colectivos por parte de quienes se creían en contacto con extraterrestres.
Muchos psiquiatras, incluyendo a nuestro querido Dr. Fernando Jiménez del Oso, sobradamente erudito en estas cuestiones, no desaconsejan el uso de la OUIJA siempre y cuando se realice con una supervisión apropiada. Infinidad de estudios, como los realizados en la Sociedad Española de Parapsicología, utilizando una OUIJA electrónica con sensores conectados a los dedos de los participantes, han demostrado que son imperceptibles movimientos musculares inconscientes los que hacen que el vaso o planchette se desplace sobre el tablero. De hecho se trata exactamente del mismo fenómeno de acción ideomotriz que podemos ver en la radiestesia, donde el péndulo o las varillas amplifican esos pequeños movimientos musculares para hacerlos perceptibles por el zahorí. O el mismo fenómeno que se utiliza en otros “juegos espiritistas” como la Verónica o “test del libro”, y también en especialidades del ilusionismo, como el cumberlandismo o falsa telepatía, donde es un tercer sujeto el que “lee” nuestros micromovimientos musculares para obtener una información.Sin embargo para el 99% de los seres humanos la OUIJA es una forma de contactar con el más allá. Y lo verdaderamente preocupante es que, según diferentes estudios psicológicos, como el realizado en el Gabinete Psicopedagógico del Ayuntamiento de Elche, hace ya más de 15 años, un alto porcentaje de menores comienza a coquetear con “juegos” como la OUIJA, a partir de los 6 años de edad, y en sus propios centros escolares.“Espiritismo” en el recreo
En agosto fue Colombia la protagonista de un acaso similar. El colegio “Miguel Samper”, de la población de Guaduas (Cundinamarca), fue cerrado a causa de las crisis nerviosas protagonizadas por casi 30 alumnos, de entre 9 y 17 años, supuestamente a raiz de una serie de sesiones de OUIJA. El rector del colegio, profesor Carlos Gómez, tuvo que salir al paso de los medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales, para calmar los ánimos de las familias de sus alumnos. Como en todos los casos similares, el contagio psicológico manifestó todo tipo de síntomas: ataques de ira, desmayos, visiones… Una patología muy similar a la de “las brujas de Salem”, pero afortunadamente en esta ocasión no hubo victimas colaterales. Desgraciadamente otras poblaciones colombianas revivieron, meses después, la misma sintomatología desatada por la OUIJA en Guaduas.
Pues bien, a mediados de los años 80 se detectó en pequeños colegios de Elche la presencia de un personaje similar. Un vagabundo, probablemente víctima de algún trastorno psíquico, o no, que iniciaba a los menores en prácticas esotéricas y satánicas. Lo que Gabriel Carrión y un servidor denominamos “nómada de las tinieblas”, en nuestro libro “El Diablo: El Síndrome del Maligno” (Jucar, 1990) ya que el indigente viajaba por distintas poblaciones españolas, cuando se detectó su presencia en Elche, iniciando a los niños en la práctica de la OUIJA, el tarot, e incluso pequeños sacrificios rituales de animales… Los testimonios de aquellos niños son absolutamente espeluznantes.
En 1990, como decía anteriormente, varios investigadores, encabezados por Gabriel Carrión, desarrollaron una activa campaña contra otra OUIJA comercializada en todos los grandes almacenes de España, para niños mayores de 36 meses de edad, según indicaba la caja del “juguete”. En aquella ocasión era la prestigiosa empresa de juegues Borrás, la que había comercializado la tabla “guija”, de venta en todas las juegueterías españolas, al módico precio de 1650 pesetas de la época. El lema publicitario del producto era: “Llegue hasta donde la realidad desaparece y prepárese a vivir fascinantes sensaciones”.El pasado mes de mayo se producía un nuevo brote de psicosis entre adolescentes, a raiz de la práctica de la OUIJA, esta vez en Perú. De nuevo gritos, desmayos, convulsiones y comportamientos violentos, en un grupo de seis colegialas, que esta vez pertenecían a un colegio de Pucallpa, en el distrito de La Florida. Lo interesante de este caso es que las jóvenes no habían realizado la OUIJA tradicional, sino que habían utilizado las “ciberouijas” que varias páginas web ofrecen ya a sus usuarios de menor edad. En la era de la informática el ratón y la pantalla del ordenador sustituyen al vaso y la tabla de la OUIJA.Asesinos del más allá
Cuando, en pleno año 2000, dos agentes de la Brigada de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía me pidieron que nos reuniesemos en Comisaria, para que les diese mi opinión sobre el reciente “crimen de San Fernando”, reconozco que jamás me había encontrado ante un caso tan evidente de responsabilidad penal de las practicas paranormales. Los inspectores me facilitaron datos y fotografía sobre los objetos y escritos encontrados en la inspección ocular de los domicilios de las asesinas, y resulta difícil imaginar mejor tramoya esotérica para un crimen. Tras mucho tiempo “jugando” a las brujas, practicando escritura automática, OUIJA, tarot y demás disciplinas mágicas, Raquel Carlés e Iria Suárez, de 17 y 16 años, decidieron que aquel 27 de mayo de 2000 les apetecía dar un paso más allá, y asesinar a alguien. La escogida fue su compañera Clara García, de 16, a quien le dieron 18 puñaladas, sólo por estar en el lugar inadecuado en el momento inoportuno. Según me mostraron los policías, las jóvenes asesinas tenían cuadernos enteros relatando sus “contactos” con el más allá. E incluso parecían haber preparado la noche del crimen, ilustrándola con las cartas del tarot que se descubrieron en la casa de una de ellas: la torre, la luna, la reina… Para colmo las asesinas, Raquel e Iria, se confesaban “fans” de otro joven asesino, fascinado por el ocultismo, que también acaparó las primeras páginas de la prensa nacional: José Rabadán, el asesino de la Katana. A quien llegaron a escribir, al menos en dos ocasiones, a la prisión donde cumplía condena por haber asesinado a sus padres y hermana, con una espada samurai.
El atroz “crimen de San Fernando”, fue uno de los más espeluznantes de la moderna historia negra de España. Un asesinato que, aunque cometido en el siglo XXI, contenía elementos mágicos y esotéricos que parecían sacados de la edad media. Pero por desgracia nuestros archivos contienen casos no menos espeluznantes, y que acapararon con menos intensidad, la atención de todos los medios de comunicación del país.Por ejemplo el caso de Alvaro Bustos, en Córdoba, o el de Rosa Gonzálvez en Almansa. Cara y cruz de un mismo delirio. En el primero, un joven apasionado por el ocultismo, y oyente habitual de programas radiofónicos sobre parapsicología, llevó su obsesión esotérica al extremo de asesinar a su propio padre clavándole una estaca de madera en el corazón. En el segundo, una madre, practicante de todo tipo de rituales mágicos de curanderismo, termina asesinando a su propia hija, de 9 años de edad, arrancándole los intestinos por la vagina, para “sacarle el demonio del cuerpo”.
Ambos casos, terroríficos, ejemplifican el extremo más radical al que puede conducir la obsesión por el misterio. Pero no son sólo más que la punta del iceberg. El pasado 11 de enero, por ejemplo, el Tribunal Penal Central de Londres sentenció que Alberto Izaga era “no culpable” de la muerte de su hija Yanire, de dos años de edad, el pasado junio. A pesar de que este superejecutivo de la multinacional Swiss Re se despertó en plena noche gritando que su hija estaba poseída por el diablo, que los jesuitas planeaban dominar el mundo, y que sus compañeros formaban parte de una secta, y tomando a su hija por los pies le estrelló el cráneo contra el suelo varias veces, ante su impotente esposa. El tribunal británico le aplicó la eximente de enajenación mental transitoria, algo que probablemente no habría ocurrido en un tribunal español..No se le aplico, en 1997, a tres jóvenes de 13, 14 y 18 años apalearon y acuchillaron a la madre de uno de ellos en Fuenlabrada, Madrid, después de varias sesiones de OUIJA en las que “unos espíritus” les obligarontelepáticamente a cometer la agresión… o eso declararon ante el juez.
Tengo para usted un mensaje importante de J. J. Benítez”. Exactamente 15 días después, el 20 de mayo de 1989, el mismo diario publicaba un anuncio aún más inquietante: “El escritor J. J. Benítez, y Jorge Benítez, se encuentran en estado de coma. Se ruega a sus padres y hermana comunicarse con Sonia Cronfel. Teléfono 91/248 78 36 “. La publicación de este anuncio produjo gran preocupación en la familia del escritor y en la comunidad ufológica. Se armó tal escándalo que el mismo Benítez tuvo que aparecer en televisión desacreditando la noticia. Y el Pais publicó una columna de rectificación en la sección “Sociedad”, informando que el periodista navarro se encontraba en perfecto estado de salud, y disculpandose por el pánico que aquel anuncio había provocado. Dos días después el defensor de los lectores se ponía en contacto con la contratante del anuncio, una tal Sonia Cronfel, quien insistía, pese a todo, en la credibilidad de la información, mostrándose indignada con el periódico por su nota de desmentido. Sonia Cronfel argumentaba tener información de origen sobrenatural que apuntaba a que Benítez estaba destinado a casarse con su hermana Hilde, y que a la vez tenían un hermano llamado Jorge, destinado a ser el esposo de Sonia. Aseguraba que ambos, como otros humanos con un destino importante, habían sido clonados y se encontraban prisioneros en cárceles subterráneas, y cosas aún mas disparatadas.